Tres conciertos para guitarra y orquesta
Jueves 5 de septiembre 2019
Teatro La Comedia - Rosario
Orquesta de Cámara Municipal de Rosario
Dirección: Fernando Ciraolo
Solistas:
Claudio Devigili - guitarra
Mariana Márquez (Salta) - guitarra
Alicia Petronilli - bandoneón
Mario Yaniquini - guitarra
Tres
conciertos para guitarra y orquesta:
Eduardo Falú, Ástor Piazzolla y Lalyta Almirón
La
guitarra y sus trayectos de destinos clásicos y populares
Los
recorridos artísticos si se piensan lineales se vuelven ejercicios geométricos,
poco humanos. Por suerte la guitarra tiene
una historia poco matemática ya que fue
y vino entre victorias y desgracias por diferentes caminos: primero barroca, se
populariza en las cortes de España y viaja a la iluminada Francia donde remonta
vuelo; en Argentina se acriolla echando raíces folclóricas o engominadas, luego
de haber hecho otro tanto con el flamenco español. Ya entrado el siglo XX libera
una batalla por el reconocimiento del público de conciertos mientras se
electrifica constelando rock & pop para más tarde volver y renovar las tradicionales
peñas y orquestas típicas.
En la
Rosario de mediados de siglo, como en el resto del mundo, la guitarra clásica
intentaba entrar en las grandes salas de concierto buscando legitimarse entre
los músicos consagrados de esa otra gran historia de la música que comienza con
Monteverdi, Bach y Vivaldi. Bautista Almirón, nacido a fines del siglo XIX,
participó de esta lucha junto a otros españoles como Domingo Prat, Andrés
Segovia y Miguel Llobet. Bautista, ya radicado en Argentina entre Junín y
Rosario, dio dos alumnos increíbles: su propia hija, la prodigia Delfina “Lalyta” Almirón (1914-1997), y
Héctor Roberto Chapero, más conocido como Atahualpa Yupanqui. Pero fue Laly,
luego de haber realizado giras europeas, grabaciones y conciertos en todo el
mundo, quien compuso el Concierto N° 1
para guitarra y orquesta en 1951, y fue dirigida por Bruno Bandini. Lalyta
no era una guitarrista más de la ciudad, inspiraba pasiones, identificaciones,
era un símbolo y un emblema. Arrastró a una pléyade de músicos, sin distinción
de género, que la tenían como referente artístico. Tal vez estemos frente al
primer concierto para guitarra y orquesta compuesto por una mujer mayormente
radicada en Rosario, y tal vez uno de los primeros en Latinoamérica.
Todos
sabemos que Ástor Piazzolla
(1921-1992) pensó en la guitarra eléctrica para renovar su orgánico tanguero
con jazz y funk. Pero también conocemos su alta estima por la tradición clásico
europea/latinoamericana, que concluyen en el espectáculo Piazzolla en el Colón. En este trayecto compuso para los guitarristas
del mundo el maravilloso Doble Concierto
para Bandoneón Guitarra y Orquesta estrenado en 1985 por él al bandoneón y
Cacho Tirao a la guitarra, con la Philarmonica
de Liège bajo la dirección de Leo Brouwer. Carlos Kuri, en su libro Piazzolla al límite, compara esta obra
con respecto a otras de su Quinteto, en la trascendencia por algo de la música
límite, es decir, “por el Piazzolla que ha conquistado este borde
único, el pulso físico de la partitura, franja móvil entre lo popular y lo
clásico”.
El tercer concierto está marcado por otras
circunstancias. La SuiteArgentina
para guitarra y orquesta de cuerdas de Eduardo
Falú (1923-2013) inicia el recorrido del folclore a la sala de concierto atraído
por los músicos académicos de la prestigiosa Camerata Bariloche que en 1971 convocan al guitarrista. Luego de algunos
encuentros, y requiriendo el trabajo del orquestador Oscar Cardozo Ocampo,
Eduardo compone la suite. Es inmensa la
influencia de éste guitarrista en el repertorio folclórico argentino. No podemos
más que emprender una absoluta reverencia ya que marcó indeleblemente el
folclore argentino y junto al ya mencionado Atahualpa sentarán las bases de la
interpretación y composición guitarrística folclórica, dejando un tendal de obras para la posteridad.
Eduardo abandona la terrenidad descansando en la conquista de una calidad
técnica sin parangón y a una intensa experiencia artística.
Claudio Devigili – Secretario AGR